sábado, 14 de mayo de 2011

El poemario viajero

Os voy a hablar de una iniciativa que estamos desarrollando una compañera y yo, muy sencilla y asequible, pero que está resultando muy hermosa. Se trata de "El poemario viajero". Necesitamos solamente un cuaderno de hojas blancas*.
Cada día uno de los alumnos o alumnas, se lleva el cuaderno a su casa y utiliza una de las hojas para escribir un poema. Pueden inventarlo; puede tratarse de un poema que le hayan recitado alguna vez sus madres, padres, abuelas o abuelos; puede ser algún poema de un libro que tengan en casa y les guste; pueden, por supuesto, buscarlo en Internet. Da lo mismo de dónde lo saquen. Son ellos los que eligen. Esa hoja es suya, y además de escribir el poema, se les pide que la decoren como más les guste.
Al día siguiente, lo traen a clase, y yo, la profesora, leo el poema en voz alta, y a continuación muestro los dibujos o cómo ha sido decorado el folio. Y por último les pregunto si les ha gustado o no.
Vuelvo a insistir: se trata de una actividad muy sencilla. Apenas lleva tiempo. Pero tiene muchas ventajas: en primer lugar, se comienza la clase siempre con un poema (genera otro clima, otro ritmo...). No deja de maravillarme ver a un grupo de veinte preadolescentes de doce años escuchando, atentos, el recitado de un poema. Por otro lado, ellos cada vez intentan cuidar más la selección de su poema, porque va a ser compartido con sus compañeros. Y por último, poco a poco se va formando una antología, que les he dicho que después enseñaremos a sus padres.

*[Hojas blancas: en mi caso, soy un poco pejiguera. Yo compré dos cuadernos de cartulinas blancas de los chinos (porque si quieren dibujar creo que el folio tiene poco grosor). Las uní después de sacarlas de sus anillas, y las volví a encuadernar en cartoné negro. Es muy sencillo y su poemario viajero tiene aspecto de un hermoso libro].

No hay comentarios:

Publicar un comentario