En la primera mitad del siglo XIX triunfa un nuevo movimiento que supuso toda una transformación, no solamente en el ámbito literario, sino en la manera de concebir el mundo, el arte y el conjunto de la vida en general. Estamos hablando del Romanticismo.
El movimiento romántico surgió en su origen en Inglaterra y Alemania, como un modo de manifestarse contra el racionalismo ilustrado, que se había mostrado ineficaz en su intento de reformar la sociedad. Ante dicho fracaso, y en un contexto de desengaño y pesimismo, se comenzó a reivindicar los aspectos más emocionales y sentimentales del ser humano.
Para entender mejor las circunstancias políticas y sociales que rodearon este movimiento, entra en el este enlace.
Entre las principales características del Romanticismo encontramos:
a) Defensa de la libertad y rebeldía. Los románticos buscan y defienden la libertad en todos los ámbitos de su vida, y cuestionan la moral y los ideales burgueses. Muchas veces los protagonistas de sus textos son personajes son seres marginales o rebeldes. Esa libertad de manifiesta en diferentes esferas:
a. Libertad artística: en oposición a las reglas neoclásicas.
b. Libertad en el espacio: el artista romántico busca la soledad o huir imaginariamente a países lejanos y exóticos, o míticos.
c. Libertad en el tiempo: conduce hacia el pasado en forma de recuerdo, o hacia el futuro, como ensoñación. En este sentido hay una importante revalorización del mundo medieval y sus ideales. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.
b) Subjetivismo. Predominio del sentimiento sobre la razón. Como consecuencia de ese afán de libertad, el artista romántico expresará su emotividad y mundo interior, libremente. Se valora el componente original de sus creaciones. Se exaltan las pasiones y emociones, y lo sentimientos religiosos o patrióticos.
c) Proyección en la naturaleza. El artista romántico canaliza su emotividad a través del paisaje y de la naturaleza, de manera que abundan los ambientes tenebrosos y los paisajes salvajes.
d) Nacionalismo. Además de exaltarse la subjetividad, también se revaloriza el concepto de la patria. Revive por tanto el gusto por las leyendas y tradiciones que explican el surgimiento de las naciones. De esta manera se explica el interés por el pasado medieval como referente que encarna el espíritu nacional.
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